¿Cómo se diagnostica el cáncer de cuello uterino?
Ante el resultado de una citología anormal debe establecerse siempre que sea posible un diagnóstico de confirmación. Cuando la mujer con un estado de inmunodepresión presenta una citología alterada con una lesión intraepitelial no se repite la citología, como podría ser adecuado en otros casos, sino que se deriva para realizar una colposcopia (Imagen 2) y realizar una biopsia de las lesiones sospechosas.

La colposcopia es una técnica basada en la exploración aumentada de los epitelios (tejidos) del cuello uterino, la vagina y la vulva. El instrumento que se utiliza, se llama colposcopio, y consta básicamente de una lupa, que facilita el enfoque y una fuente luminosa potente. Con él conseguimos visualizar el cuello del útero con diferentes aumentos, después de haberlo teñido con dos tinciones diferentes. La colposcopia no permite conocer las características histológicas de los tejidos, es decir, analizarlos, pero sí localiza la lesión y delimita su extensión permitiendo guiar al colposcopista al lugar adecuado y preciso, para realizar la biopsia. La técnica no requiere ningún tipo de preparación ni anestesia, ya que resulta indolora.
Durante el embarazo se realizará de igual forma, sin emplear lugol (solución compuesta por yodo y cloruro potásico, disueltos en agua destilada). En este caso, si precisa una biopsia, el cuello sangra con más facilidad, pero la embarazada ha de saber que esto no supone un riesgo para su gestación.